¿Cuándo podemos decir que un equipo tiene estilo?

El estilo de juego viene a ser una marca distintiva de un equipo, algún rasgo que destaca por sobre otros y que define de cierto modo como juega un equipo.

Se puede interpretar también como una cuestión de gusto y de necesidad del equipo, en ese sentido, la definición el desarrollo de un estilo de juego, viene a ser una tarea que depende principalmente de las decisiones que tome el entrenador.

Ya hemos visto en artículos anteriores, de qué manera el futbol moderno se perfila como un futbol esencialmente táctico, donde las decisiones estratégicas del cuerpo técnico – nos referimos a la posición relativa de los jugadores de acuerdo a las diferentes circunstancias que puede atravesar un partido – son los determinantes fundamentales en el futbol de alto rendimiento.

Si tomamos de referencia, la opinión de entrenadores tales como Menoti (DT ganador del mundial del 78’), Marcelo Bielsa, José Maurinho, Pep Guardiola,  entrenadores que más allá de su trabajo, hicieron y hacen de su vida una filosofía de juego - algo así como esos artistas en los que cuesta diferenciar su manera de pensar la vida y su manera de producir arte - nos damos cuenta de que más allá de la idea de juego que tengan en su cabeza, la construcción del estilo de juego de un equipo, guarda relación con las necesidades que tiene el colectivo, a saber: limitaciones técnicas, tácticas, disciplinarias, físicas, psicológicas y culturales.

Una vez que, un entrenador es capaz de reconocer dichas limitaciones en sus jugadores, entonces recién ahí puede comenzar a germinarse una idea de juego, que vaya de acuerdo a las condiciones que determinan la capacidad de juego de sus jugadores. O sea, primero es la realidad, y después la idea de juego que se tenga.

En estos tiempos, donde existen clubes con poder adquisitivo de dimensiones estratosféricas, la política o la filosofía de juego de un club, son fácilmente corruptibles a causa del poder del marketing y de la publicidad. Clubes como el Real Madrid, el Chelsea, el Manchester City o el PSG, por nombrar algunos, tienen el poder adquisitivo para armar los equipos que les plazca a los dueños, cuestión que muchas veces, puede mermar la continuidad y la posibilidad de desarrollar una idea de juego que crezca y que se pueda sostener en el tiempo.

De acuerdo a lo anterior, sin tomar en cuenta lo que sucede en la premier League, que vendría a ser un caso aislado, donde SI podemos ver continuidad, tanto en las ideas como en los trabajos de los entrenadores, el futbol a nivel de selecciones nacionales, se vuelve tanto o más a tractivo de ver y de reconocer estilos particulares de juego, ya que ningún entrenador puede apostar a comprar jugadores de otras naciones, es decir, se valen con lo que tienen.

¿Por qué la definición de un estilo, también tiene que ver con una cuestión de gusto?

Un entrenador que tiene determinación y constancia (características importantes para plasmar una idea de juego) en relación a los recursos tácticos que pone en marcha, es muy probable que tenga una idea de cómo debe jugar su equipo.

Vemos que existen casos, donde más allá de las limitaciones un club, un entrenador, desarrolla lineamientos de trabajo que van a tender a manifestar una idea de juego. Si bien, no se puede pasar por alto, las condiciones y limitaciones inherentes en los jugadores, si se puede proponer una idea táctica donde cada jugador se puede adaptar a esas condiciones de juego. Ya sea una propuesta de  juego donde prevalece la posesión del balón, o bien un equipo donde se prepondera la verticalidad en el ataque, ya sea de contragolpe o bien a partir de la creación de juego colectivo, donde bien se priorizará la salida por las bandas, o bien el juego largo o el juego corto, etc… sea cual sea la idea de juego que se jerarquice en el trabajo trabajo táctico, la idea de juego, junto con el paladar específico del entrenador, serán los motores que estimularan al colectivo en función de tareas y objetivos específicos para alcanzar, poco a poco, entrenamiento a entrenamiento, esa propuesta de juego que liderará con carácter aquel entrenador que tenga una idea clara de juego.

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